Se originó en América Latina con dos orígenes geográficos: Mesoamérica y Los Andes. En México y América del Sur se domesticó de manera independiente hace aproximadamente 8,000 años.
Pertenece a la familia de las leguminosas junto con los chícharos, las habas, la soya, los mezquites y los huizaches. Lo que conocemos como frijol es la semilla que se extrae de la vaina ya madura, pues la vaina tierna se llama ejote y normalmente se utiliza como verdura y guarnición.
Raíces y actualidad del frijol
Se consumía desde tiempos ancestrales. En náhuatl, se le llamaba etl o etle y era la base de la alimentación. Servía como objeto de tributo en diferentes rituales relacionados con la fertilidad. No ha dejado de sembrarse, únicamente se ha adaptado a la forma de cultivo requerida para hacer de esta leguminosa un producto más nutritivo.
Existen más de 70 variedades, las cuales reciben su nombre en función de su coloración o del lugar en donde se producen. En México, se cultivan principalmente cuatro especies: El frijol común, el comba, el ayocote y el tepari. Las variedades más consumidas son el azufrado, el mayocoba, el negro jamapa, el peruano, el flor de mayo y el flor de junio. Les siguen en preferencia el garbancillo, el manzano, el negro San Luis, el negro Querétaro y el pinto. Y los menos solicitados son la alubia blanca, el bayo blanco, el negro Zacatecas, el ojo de cabra y el bayo berrendo.
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